Pensé escribir este post debido a que como muchos saben el sábado pasado cumplí 23 y quería agradecer por los saludos que llegaron via msn, llamadas, twitter, sms y la gran cantidad que llegó por facebook. De veras estoy muy agradecido porque desde días previos sentía que ese día significaría mucho para mi. En realidad si significó mucho pero no como lo esperaba.

Resulta que el día de tu cumpleaños no es un suceso mundial. La gente en la calle no te saluda ni los líderes mundiales lo declaran feriado. El verdadero suceso, en mi caso, fue interno. El cumplir años no es algo radical, o como me dijo alguien sabiamente, no implica que cual computadora te llegue una actualización de ti mismo, lista para descargar y corregir errores, actitudes o costumbres. Cuando amaneces no eres otro, seguirás siendo el mismo, sin actualizaciones.

Es un día más en el mundo, uno más en el calendario donde la gente nos saluda amablemente porque nos quieren, porque les interesamos, por compromiso o porque ven que los demás lo hacen.

El sábado que pasó no cambió mi vida y no modificó el rumbo de mi existencia (hasta donde yo sepa). Lo que si pasó fue que me di cuenta de esto y pude reflexionar un poco más de lo habitual. Cumplí 23. He conseguido muchas cosas buenas y tengo muchos pendientes, así de simple. Hay muchas cosas que necesito cambiar, mejorar o dejar de hacer, pero eso lo haré con el tiempo, no el 26 de junio.

Ahora solo queda seguir hasta alcanzar los objetivos que me planteé en la vida, ya que son muchos y difíciles de conseguir. Felices 23.